Recuperación del aneurisma cerebral

¿Cómo es el proceso de recuperación?

Los pacientes que han sobrevivido a un accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico requieren de una asistencia integral a través de un programa de recuperación y rehabilitación, que debe llevarse adelante de manera interdisciplinaria, puesto que debe atender un sinnúmero de aspectos concurrentes.

La Fucac cuenta con un equipo multidisciplinario conformado por médicos neurólogos, neuropsicólogos, psiquiatras y fisiatras, así como kinesiólogos, fisioterapeutas, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales y logopedas, entre otros profesionales, técnicos y auxiliares, para la atención integral del paciente y su entorno durante la internación y a lo largo del proceso de recuperación.

De acuerdo con las condiciones del paciente, debe realizarse la evaluación y tratamiento de las cuestiones motoras (como el habla, la coordinación y la sinergia de los miembros) los trastornos visuales derivados del daño cerebral, o las secuelas incapacitantes (como la espasticidad, trastorno motor en el que los músculos se mantienen contraídos).

La atención en la convalescencia tiene que hacerse con miras a conseguir que el paciente alcance un desempeño tal que le permita retomar sus actividades cotidianas, dentro de lo posible y aunque sea de modo parcial, con la suficiente independencia.

Este plan de asistencia debe incluir en todos los casos a las personas allegadas al enfermo (familiares directos, amigos cercanos) y prever la reinserción paulatina en el contexto familiar, social y laboral: el entorno del paciente demanda tanta o más orientación que quien ha padecido un ACV, en tanto debe acompañar su restablecimiento en medio de un clima de lógica angustia e incertidumbre.

Cómo se inicia la recuperación

La recuperación durante la internación

En lo más inmediato, dentro de la sala de recuperación y durante las primeras horas en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), más allá de los síntomas propios de haber sufrido un ACV, es frecuente que el enfermo tenga mareos, sienta confusión, o no se exprese con claridad ni orden. Este cuadro es habitual al cabo de una cirugía, no guarda relación con el ACV, y desaparecerá en un lapso muy corto.

La recuperación después de la resolución de un aneurisma intracraneal depende de muchos factores que incluyen al sangrado producido y al tipo de tratamiento del aneurisma recibido.

Según el tratamiento

Aunque el factor esencial para la recuperación depende, en lo sustancial, de la magnitud de la hemorragia y del daño producido por ésta, la recuperación hospitalaria luego de un ACV es mucho más rápida y menos traumática

  • si se ha ejecutado una embolización endovascular, que
  • si se ha efectuado un clipado microvascular en el que se realiza una craneotomía y es preciso afectar parte del tejido cerebral y las estructuras adyacentes.

Las razones son muy simples:

  • en la embolización, el procedimiento más agresivo es la incisión en la ingle, a través de la cual se inserta el catéter en la arteria que lo lleva al lugar del aneurisma, lo que constituye una lesión menor.
  • en el clipado, por el contrario, se ha hecho un corte en el cuero cabelludo, se ha trepanado parte de un hueso de la bóveda craneana, y se han desplazado sectores anatómicos del sistema cerebral para la localización del aneurisma y la resolución de la hemorragia, además de las maniobras de clipado en sí mismas.

Como consecuencia,

  • el paciente embolizado presenta un traumatismo quirúrgico leve, en tanto
  • el paciente no embolizado ha sufrido un traumatismo quirúrgico severo.

Si se ha efectuado un procedimiento endovascular con éxito, gran parte de los pacientes sólo pasa la noche en la UCI, y se da el alta hospitalaria, de no haber complicaciones, a la mañana siguiente. A partir de entonces, el individuo puede comenzar a reanudar sus actividades en cuestión de días, según las indicaciones médicas.

Después de una craneotomía, el enfermo pasará la noche en la UCI y será luego trasladado a una habitación privada. La recuperación de la operación tarda entre 4 y 6 semanas durante las cuales no podrá realizar ninguna actividad física significativa. Al cabo de este lapso, es animado a incrementar el movimiento para que recupere fuerza y resitencia.

Según la gravedad del cuadro hemorrágico

Si un aneurisma se presenta con una hemorragia subaracnoidea (HSA), la duración de la hospitalización y recuperación está dictada más por la gravedad de la hemorragia que por la modalidad de tratamiento.

Después de una HSA, la mayoría de los pacientes permanecerá hospitalizada por un mínimo de 2 semana, durante el cual cada enfermo en particular va a ser monitoreado para evaluar el desarrollo de vasoespasmo cerebral y otras complicaciones de la HSA, como la hidrocefalia.

Si el paciente desarrolla alguna de estas complicaciones, o tiene un déficit neurológico sucedáneo a la hemorragia inicial, los períodos de rehabilitación necesarios en régimen hospitalario y ambulatorio puede ser variables.

En óptimas circunstancias, muchos pacientes pueden reanudar todas sus actividades anteriores sin limitaciones en un plazo de algunas semanas.

La recuperación tras el alta hospitalaria

Una de las preguntas más frecuentes de quienes han sobrevivido a un ACV y las personas de su entorno es: “¿Cúanto tiempo pasará hasta que mejore?”. Desafortunadamente, no hay manera de predecir la cantidad de tiempo necesaria para la recuperación del estallido de un aneurisma cerebral, o incluso qué tanta recuperación habrá, si la hay.

La esperanza optimista del paciente y de sus allegados, aún si el proceso se prolonga por mucho tiempo, es la clave para tener las mejores oportunidades de recuperación.

El cerebro humano siempre puede aprender nuevas habilidades en tanto y en cuanto esté activo. Comprender el alcance de las consecuencias de un ACV puede llevar semanas, meses, e incluso años, y muchas veces, la resistencia a asumir los cambios de vida conspira contra el proceso de recuperación.

La recuperación ambulatoria o domiciliaria de cada paciente es diferente en función a

  • la gravedad del ACV hemorrágico,
  • el resultado del tratamiento inmediato,
  • su estado general anterior y posterior al episodio.

De acuerdo con la magnitud del sangrado ocurrido antes, durante o después de la cirugía, es muy probable que se presenten problemas neurológicos de diferente consideración en el corto, mediano o largo plazo.

Estos problemas pueden ser temporales (y disminuir hasta desaparecer) o permanentes (con moderación de los síntomas o sin cambios).

La recuperación del estrés quirúrgico

Como cualquier intervención implica un trauma, todas las personas sometidas a una cirugía sufren, en mayor o menor grado, lo que se conoce como estrés quirúrgico y post quirúrgico.

Este trastorno es extremadamente menor y más breve en los pacientes que han recibido un tratamiento por embolización endovascular, que en aquellos que fueron sometidos a un clipado microvascular.

Es normal que el paciente experimente tristeza, enojo o ansiedad durante un tiempo, y que su ánimo cambie de manera brusca; también sentirá el cansancio lógico hasta que el organismo pueda restituir la normalidad, y tendrá dolores de cabeza durante un cierto período.

También pueden presentarse “lagunas” en la memoria, que deberían desvanecerse si no ha habido lesiones que las provoquen.

Según las maniobras realizadas durante el procedimiento y las complicaciones en la detención del sangrado, sumadas a otros trastornos eventuales conjuntos, la recuperación del estrés post quirúrgico puede tardar más o menos tiempo.

Los pacientes embolizados, aunque la intervención sea incruenta, pueden presentar ligeros hematomas alrededor y por debajo de la incisión inguinal por donde se introdujo el catéter, acompañados del dolor derivado de la inflamación consecuente.

Los pacientes no embolizados mostrarán los efectos típicos de una operación mayor, como es la craneotomía (que involucra incisiones más extensas, trepanación y puede afectar a la duramadre cerebral), por lo que necesitarán entre 1 y 2 meses de convalecencia postquirúrgica.

La recuperación personal

Antes de considerar los aspectos particulares de la rehabilitación posterior a un ACV, deben observarse aquellos factores que contribuyen a mantener un estilo de vida saludable:

  • no fumar,
  • si el médico lo permite, beber con mesura,
  • mantener la tensión arterial bajo control,
  • emprender cualquier actividad sexual bajo consejo profesional,
  • caminar distancias cortas y sobre superficies sin pendiente,
  • organizar la toma de medicamentos con el médico.

El paciente en recuperación padece la doble secuela  que comporta

  • el daño producido por la HSA y
  • los trastornos provocados por los procedimientos realizados
    • para detenerla (la embolización o clipado del aneurisma) y
    • para eliminar los efectos que produjo sobre el organismo.

Es usual que se requiera un plan de rehabilitación con distintos especialistas y facilitadores. De acuerdo con el cuadro general, algunas tareas podrán realizarse en el domicilio del enfermo, y otras requerirán de su traslado a lugares acondicionados para tal fin.

La Fucac trabaja de manera constante en la gestión de cada uno de los procesos necesarios para lograr la reinserción total del paciente que ha padecido un aneurisma cerebral en la vida cotidiana.

Recuperación y rehabilitación

Cuando un aneurisma se rompe inesperadamente y conduce a una cirugía de emergencia, la situación es de suma gravedad siempre.

Los efectos físicos y psicológicos de la cirugía no planificada necesaria para detener la HSA y ocluir al aneurisma pueden ser importantes, porque el aneurisma ya ha roto causa lesiones en el tejido cerebral y en el sistema vascular de irrigación intracraneal.

Las limitaciones cognitivas y físicas consiguientes pueden ser de moderadas a severas, y la fatiga y la debilidad pueden persistir durante algunos meses después de la hospitalización.

Los impedimentos físicos eventuales resultantes de una HSA pueden incluir

  • al malestar relacionado con el daño sufrido,
  • problemas de equilibrio y coordinación,
  • debilidad en una o más extremidades,
  • dificultades para hablar y tragar, y
  • problemas con la visión.

Con el tiempo, estos déficits pueden mejorar parcialmente o en su totalidad; en los casos más graves, puede darse que no haya mejoras.

Desde el punto de vista puramente físico, la curación puede tardar desde algunos meses a unos pocos años.

El equipo de recuperación

Tal vez una de las mejores fuentes de información para el paciente y su entorno cercano son los pacientes y allegados que ya han experimentado la evolución posterior al estallido de un aneurisma, y los cuidadores que los han ayudado a reanudar su vida diaria.

Las familias de los sobrevivientes de aneurisma cerebral pueden tener que tomar decisiones difíciles y hacer frente a circunstancias muy complejas. Por esto es esencial que allegados, profesionales y auxiliares trabajen en equipo junto con el enfermo.

Los cambios en el comportamiento, estados de ánimo variables y emociones encontradas son muy comunes. Algunos pacientes también pueden evidenciar déficits cognitivos, dificultad en el pensamiento, y disminución o pérdida de ciertas habilidades.

Estas alteraciones presentan desafíos para los allegados y para los cuidadores, cuya intervención ordenada es crucial para una rehabilitación exitosa. Es importante recordar siempre que estos cambios son causados ​​por la ruptura del aneurisma, y ​​no pueden ser controlados por el enfermo.

La recuperación del paciente de la devastación causada por el estallido un aneurisma cerebral requiere

  • tanto de un apoyo consistente y afectuoso de la familia y los amigos,
  • como de un equipo de rehabilitación de médicos y terapeutas experimentados para optimizar la labor.

La misión de la Fucac es coordinar la pluralidad de tareas, conocimientos y técnicas indispensables para que la recuperación culmine con éxito y la reinserción sea lo más completa posible.