Recuperación, rehabilitación, pronóstico

Qué esperar luego de superado un ACV hemorrágico

Fucac: Recuperación, rehabilitación y pronóstico.

La recuperación, rehabilitación y reinserción en la actividad normal del paciente que ha sufrido la ruptura de un aneurisma cerebral necesita del apoyo afectivo familiar constante y de la asistencia de un equipo de profesionales y terapeutas para superar la devastación que ocasiona la hemorragia intracraneana.

Recuperación, rehabilitación y aneurisma cerebral

Las familias de los sobrevivientes a la ruptura de un aneurisma cerebral –el tipo más común de accidente cerebrovascular (ACV) hemorrágico– pueden tener que tomar decisiones difíciles y hacer frente a circunstancias extremadamente complejas, en especial durante los primeros tiempos posteriores a la intervención que resuelve a la hemorragia y cancela al aneurisma.

Los cambios en el comportamiento, en el estado de ánimo y en las emociones del paciente en recuperación son muy comunes después de la intervención sobre la hemorragia subaracnoidea (HSA) provocada por el colapso del aneurisma. Algunos pacientes también pueden experimentar déficits cognitivos, pérdidas temporales o permanentes de habilidades motoras, y dificultades en el pensamiento.

La recuperación es un verdadero trabajo de equipo

Estos cambios representan desafíos para los cuidadores –las personas que auxilian al paciente en la internación común y más tarde en su domicilio– que tratan de ayudar al paciente en su recuperación.

Los cuidadores son cruciales para lograr una rehabilitación exitosa y la reinserción en la vida anterior a que ocurriera el ACV, de modo que deben aprender lo máximo posible sobre el aneurisma cerebral (sus efectos sobre el comportamiento y sobre las funciones físicas) para poder responder con eficacia a las circunstancias.

Es importante recordar que las alteraciones que se observan en el paciente que ha sufrido un ACV hemorrágico no se deben a cambios propios de la persona, sino que son consecuencia de la lesión cerebral debida a la HSA provocada por la ruptura del aneurisma.

La rehabilitación del paciente que ha padecido un aneurisma cerebral roto requiere de un fuerte y cuidadoso apoyo de la familia y los seres cercanos, así como de un equipo multidisciplinario de rehabilitación –compuesto por médicos y terapeutas de experiencia reconocida– para optimizar la recuperación del paciente de la devastación causada por el sangrado del aneurisma.

A quiénes consultar durante la recuperación definitiva

Fucac: Recuperación, rehabilitación y pronóstico luego de la ruptura de un aneurisma cerebral.

En la recuperación del paciente es esencial que tanto éste como sus cuidadores se informen de todas las maneras posibles sobre las consecuencias que producen las hemorragias cerebrales por aneurismas y así estar preparados para afrontar cada una de las etapas de la curación, con sus eventualidades y dificultades inherentes.

Los médicos de las diferentes especialidades que han realizado el seguimiento, los enfermeros y otros auxiliares encargados del caso son excelentes fuentes de información para asistir en la búsqueda y las decisiones sobre las diversas opciones de rehabilitación; como una fuente complementaria, también existen grupos de ayuda y sitios en Internet a los que puede recurrirse, siempre con el aval explícito del médico de cabecera.

Las mejores fuentes, sin embargo, son los otros pacientes que se han sometido con éxito al tratamiento de la HSA que causó el ictus, y los cuidadores que los han ayudado a reanudar su vida cotidiana.

Los caminos hacia la recuperación

En el escenario ideal (algo a lo que la Fucac aspira a través de la difusión y capacitación sobre el aneurisma cerebral) el paciente y el cuidador saben ya de antemano sobre los aneurismas cerebrales y los ictus hemorrágicos, y pueden tomar decisiones para la rehabilitación inmediatamente luego de resuelta la HSA.

El período de recuperación es por lo general más corto y menos complejo cuanto antes se detenga la HSA, se prevenga el resangrado, y pueda iniciarse el proceso de retorno a la vida cotidiana.

Un aneurisma cerebral que se rompe inesperadamente y conduce a una intervención de emergencia es siempre una situación de extrema gravedad. Los efectos físicos y psicológicos pueden ser más o menos severos de acuerdo con el tamaño del aneurisma roto y los daños causados en el tejido cerebral, lo que depende tanto de la gravedad de la lesiones, como del tiempo transcurrido hasta detener la hemorragia y eliminar el hematoma que oprime al cerebro.

La HSA provocada por la ruptura de un aneurisma puede ocasionar limitaciones cognitivas y físicas; la fatiga y la debilidad consecuentes pueden persistir durante algunos meses después de la externación del paciente.

Después de resuelta la hemorragia, pueden aparecer síntomas típicos que incluyen molestias relacionadas con el daño directo (dolores de cabeza), problemas de equilibrio y coordinación, debilidad en una o más extremidades, dificultades para hablar y tragar, y problemas con la visión.

Con el tiempo estos déficits pueden mejorar parcialmente o en su totalidad, pero si el daño ha sido severo, puede que algunos no desaparezcan. El paciente, el cuidador, y el entorno deben ser conscientes de que la recuperación, rehabilitación y curación puede tardar algunos meses o prolongarse por un tiempo más, que puede resultar hasta en unos pocos años.

Fucac: Recuperación, rehabilitación y pronóstico del paciente.

La recuperación, rehabilitación y vuelta a la vida habitual del paciente depende en grados equivalentes de la magnitud de las lesiones que produjo el ACV hemorrágico, así como de la eficiencia conseguida en la sinergia entre la persona afectada, sus cuidadores y el equipo multidisciplinario de gestión de la emergencia.

El papel del cuidador en la recuperación del paciente

No es inusual que familiar o allegado al paciente que ha sufrido un ACV experimente ansiedad, tensión y angustia emocional en cualquier fase del proceso de rehabilitación.

A menudo, el cuidador no es consciente del estrés que padece porque el objetivo principal se centra siempre en las necesidades del sobreviviente al ictus hemorrágico.

Algo que debe admitir el cuidador es que también necesita, en mayor o menor grado, de ayuda profesional a lo largo de la crisis que sobreviene luego de un ACV.

Durante el curso del ACV e inmediatamente después, la familia y los seres cercanos al paciente experimentan una gama de emociones intensas, como el shock inicial, el miedo, la preocupación, la ira, la frustración y la desesperanza.

A medida que el proceso de rehabilitación se desarrolla, los sentimientos encontrados del cuidador y el entorno del paciente pueden continuar: la depresión, la preocupación, la ira y el dolor pueden acumularse y cargar sobre las emociones propias de la situación personal de cada uno y volverse frustrantes.

Además, al cuidador le resulta más difícil expresarse plenamente y explorar sus sentimientos porque el paciente afectado está presente y no quiere abrumarlo con sus temas íntimos, ni mostrar su debilidad ante él.

Las conductas extrañas durante la recuperación

La personalidad y el comportamiento de la víctima de un ACV se modifican dramáticamente después del episodio inicial; estas alteraciones no son intencionales, sino que reflejan los cambios en la función cerebral como consecuencia de la pérdida de células nerviosas, y suelen ser mal interpretadas por quienes no han tenido antes la experiencia de tratar con un sobreviviente a la ruptura de un aneurisma cerebral.

La comprensión acabada de las bases neurológicas de las conductas y la aparente falta de motivación del paciente en recuperación es esencial para resolver de un modo más eficiente el problema de su rehabilitación.

Es crucial mantener la paciencia y la templanza para ordenar y estructurar las actividades progresivas del paciente y fomentar activamente su trabajo en pos de las metas de rehabilitación final.

El cuidador debe recordar en todo momento que su bienestar emocional es crucial para el progreso de la salud de la persona a su cargo: debe reconocer y atender a sus propias luchas internas con el fin de alcanzar el éxito.

Los beneficios que proporciona acudir a un grupo de apoyo para personas que han padecido un aneurisma, o un grupo de cuidadores que comparten experiencias, pueden constituirse como un puerto seguro para amarrar las emociones durante el tiempo turbulento de la recuperación.

Recuperación: 10 consejos para el cuidador

1. Hay una gran diferencia entre cuidar y hacer: manténgase abierto a las tecnologías y a las nuevas ideas que promuevan la independencia final del paciente.

2. Infórmese sobre la condición particular de la persona a su cargo y cómo comunicarse efectivamente con los médicos y auxiliares terapéuticos.

3. Tenga precaución si observa síntomas depresivos en el paciente a su cuidado; procure asistencia profesional inmediata cuando lo crea necesario.

4. Si otras personas le ofrecen ayudar, acepte la oferta y sugiérales cosas específicas que puedan hacer; cuidar es un trabajo de equipo.

5. Confíe en sus instintos: la mayor parte del tiempo lo llevarán en la dirección correcta, en especial con la persona a su cargo.

6. Preocúpese por sus pérdidas, y permítase soñar nuevos sueños para el futuro; la situación cambiará con el tiempo.

7. Los cuidadores a menudo hacen todo el trabajo: levantan, empujan, y tiran de todos los problemas; cuide sus espaldas.

8. Busque apoyo de otros cuidadores; saber que no está solo es su principal fortaleza.

9. El cuidado es un trabajo y un respiro merecido es un derecho ganado: prémiese con interrupciones frecuentes para descansar.

10. Defienda sus derechos como cuidador y como persona.

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