Fucac difusión en la Costa

El Dr. Musacchio en “Costera, mi costerita”.

En su permanente campaña de concientización sobre el Accidente Cerebro Vascular (ACV) y el Aneurisma Cerebral, el presidente de la Fundación para la Cobertura del Aneurisma Cerebral (Fucac), Dr. Alejando Musacchio, recibió a Marisa Escobar para así llegar con su mensaje de alerta y prevención de la Enfermedad Vascular Cerebral (EVC) a la populosa audiencia de la costa litoral que se desarrolla al norte de la ciudad de Santa Fe, donde la Fucac tiene su sede.

El aneurisma cerebral, explicó el Dr. Musacchio, es una dilatación anormal de una porción de una arteria intracraneal por una debilidad en la pared, influida por la presión arterial y la hemodinamia. La mayoría de las veces, este ensanchamiento es de origen congénito, aunque los traumatismos y las infecciones también pueden “crear” un aneurisma cerebral.

Cuando un aneurisma cerebral se rompe, la sangre fluye hacia un espacio que rodea al cerebro y lo separa de la caja craneana, denominado espacio subaracnoideo. La hemorragia subaracnoidea (HSA) provocada por un aneurisma cerebral roto –sangrante– es una emergencia médica. Dentro de las primeras 24 horas del colapso de un aneurisma cerebral, la mitad de los pacientes fallece si no es sometido a un tratamiento de emergencia. De aquellos que sobreviven, más del 50% muere durante los 6 meses subsiguientes, o padece secuelas neurológicas penosas.

TV: Costera, Mi Costerita (25/01/2018)El Dr. Alejandro Musacchio con Marisa Escobar”

El ACV o stroke, en cambio, es una urgencia médica que sucede cuando se produce una brusca alteración de la irrigación sanguínea del cerebro que, en muy poco tiempo, puede causar consecuencias devastadoras que llegan hasta la muerte, ya que éste no recibe el oxígeno y los nutrientes vitales para mantener la actividad celular.

Existen 2 tipos de ACV:

• El ACV isquémico, causado por el bloqueo de un vaso sanguíneo que abastece al cerebro y deja sin flujo de sangre al tejido cerebral (es el más frecuente y representa un 80% de los accidentes cerebrovasculares). Se presentan de 3 formas:
  • Por trombosis (la formación de un coágulo dentro de un vaso sanguíneo cerebral).
  • Por embolia (el desplazamiento de un coágulo desde otra parte del cuerpo al cerebro).
  • Por estenosis (el estrechamiento de una arteria dentro o hacia el cerebro).
• El ACV hemorrágico, consecuencia de la ruptura de un vaso sanguíneo que provoca una hemorragia hacia el interior del tejido cerebral, en general asociada con el colapso de un aneurisma.

En caso de presentarse cualquiera de los síntomas habituales de un ACV (entumecimiento o debilidad en el rostro, los brazos o las piernas; confusión, dificultad para hablar o comprender; disminución repentina de la visión en un o ambos ojos; problemas para caminar, mareos, pérdida del equilibrio, falta de coordinación; dolor de cabeza intenso, súbito y sin causa conocida) es fundamental recurrir a un centro de salud equipado y dotado del personal idóneo para atender este cuadro de gravedad extrema.

Algunos otros signos que pueden presentarse son: visión doble, somnolencia, y náuseas y vómitos; a veces, pueden durar solamente unos pocos minutos y luego desaparecer. Estos breves episodios son conocidos como ataques isquémicos transitorios y pueden delatar la existencia de una afección seria subyacente, que demanda inmediata atención médica.

Aunque los signos desaparezcan, incluso en muy breve tiempo, es indispensable concurrir a una guardia especializada que confirme o descarte la ocurrencia de un ACV.

Conocer es prevenir antes

Existen factores que incrementan el riesgo de producirse un accidente cerebrovascular: algunos de ellos pueden revertirse o suprimirse, y otros no.

No pueden cambiarse:

• La edad (el riesgo crece con el paso de los años).
• El sexo (los hombres y las mujeres tienen diferentes tipos de riesgos que puede llevar a un ACV; sufren más ACV los hombres que las mujeres, pero mueren más mujeres que hombres por un ACV).
• La genética (los genes pueden propagar el riesgo hacia los descendientes de una persona con antecedentes).
• La debilidad o anormalidad en las paredes arteriales.
• Las enfermedades preexistentes (como la enfermedad renal crónica, el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y ciertos tipos de artritis).

Sí pueden cambiarse:

• El sedentarismo (aun en personas que realicen actividades físicas esporádicas).
• El sobrepeso (con alimentos saludables, ingesta moderada, ejercicio frecuente y programas de pérdida de peso excedente).
• El hábito de fumar (tanto de manera activa, como pasiva).
• El consumo de alcohol (limitándolo al mínimo y, en el caso de embarazadas, eliminándolo).
• El colesterol elevado en sangre (mediante ejercicio, alimentación y medicamentos recetados por un especialista).
• La hipertensión arterial (como el colesterol, a través del ejercicio, la alimentación y los fármacos).
• El consumo de drogas psicotrópicas.
• Algunas píldoras anticonceptivas que aumentan el riesgo de trombosis.